La biblia Elena Garro-Rosas Lopátegui
María Luisa Mendoza
14-Jun-2008

El karma de Patricia Rosas Lopátegui es el incesante alud de noticias alrededor de Elena Garro, algo así como un combate de flores, la lluvia tropical, el movimiento de los relojes del coleccionista, sobre todo para ella y su dedicación sembrada y cosechada y vuelta a sembrar una y otra vez en el destino escogido con un amor solamente erigido en la admiración sin límites o en la lejanía. Amor del exiliado por la patria, en este caso la República de las letras donde nació y creció leyendo y escribiendo Elena Garro igual que Patricia. Obsesivas ambas, intransigentes con su vocación, la primera y la segunda, y enterquedades sagradas. Y digo todo esto en el principio del clásico “le presento a usted a…”, frente al fenomenal libro acabadito de publicar por la gran potente antigua y clásica editorial Porrua. Es tal si tres poderes del carácter, Garro-Rosas-Porrúa se hubieran unido en el camino de sus vidas y nos diesen el ejemplo clásico de ser ante todo y venciendo el peso infame y glorioso de la existencia. Elena jamás dejó de escribir aun en la desdicha, con su perfume fino en la mascada de su cuello, frente al florero de rosas pálidas, en sus trajes de firma del color del otoño o sentada en los escalones de su casa parisina, empezando a conocer la pobreza esperándola en España, multiplicada entre sus gatos en París otra vez o en la celda calurosa y miserable de Cuernavaca, donde apenas cabía al lado de su hija Helena y sus gatos fieles y hambreados —nunca humillados en un rincón—, el último peldaño intolerable antes de morir.

“Yo quiero que haya mundo”… exclama un personaje de la Garro en una de sus muchas obras teatrales. Todos lo anhelamos, no digo exigimos porque estaríamos de veras en pie de guerra. Bajo ese apotegma de su estar en la Tierra, rica, pobre, aromada o en camisón, Elena Garro escribe su obra magnífica, bajo esa ordenanza la Lopátegui nombra su libro sin par. Y lo digo porque pocas veces he visto tamaña entrega a la literatura de una mexicana. El tomo trae todo, opiniones, críticas, ensayos, obras de teatro en honor, análisis más que profundos, etcétera. Cualquiera de los teatreros que desfilamos en aquel entonces, desde Poesía en voz alta, allí estamos muy recuperados, como si tuviéramos respiración artificial, tal Miguel Guardia o Héctor Azar, a los cuales recupero leyéndolos en su generosidad para la Garro.

Cualquiera diría que es muy fácil entregar estas cuartillas para Porrúa, pero hay que visualizar las horas de hemerotecas, bibliotecas, entrevistas, peticiones y, ante todo, la admirable observancia a fuer de recuperar lo dicho y hecho de Elena Garro, incluyendo sus memorias, sus declaraciones, lo sobre ella publicado en revistas, diarios o libros. En fin, es exhaustivo el asunto y muy largo de recuperar. Nada más una paciencia santa puede lograrlo. Desde el prólogo de Víctor Hugo Rascón Banda nos damos cuenta de lo que pesa y mide este esfuerzo. Yo no estoy aquí para alabar a tontas y a locas a quienes hablan de la Garro. Bastante tuvimos con el honor de conocerla, leerla y oír sus diálogos preciosos, amén de saber su caminar entre nosotros tan bella, con tantísima clase, tan amada y desamada, esposa de Octavio Paz, el ingrato, madre de Helena Paz Garro, la inteligente, gran escritora, poeta, rememorante, justificadora y vengadora de su madre, y enterarnos en este transcurso de las respiraciones de todos, de lo escrito por la Garro y lo escrito sobre ella. No creo que haya en México caso igual, el de una autora tan ninguneada —es un decir— y una seguidora investigante tan leal. La Rosas Lopátegui tendrá tropezones, Elena Garro se habrá equivocado muchas veces, como el olímpico traspiés, error en 1968, donde lastimó el honor de muchos mexicanos nuestros, líderes, periodistas valientes, temerarios, como Eduardo Deschamps, de quien me consta. En fin, Y Quiero que haya mundo es un libro antológico de Porrúa. Ojalá que su peso, amplitud, exceso, quizá no obvie la adquisición de esta especie de biblia-Lopátegui.

marialuisachinamendoza@yahoo.es

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